jueves, 3 de noviembre de 2016

Palabras en el acto homenaje a Aldo Etchegoyen en el primer aniversario de su fallecimiento

Es difícil hablar hoy, porque las lágrimas buscan asomar y porque la presencia de Aldo nos hace falta.

Aldo era de esos que Bertolt Brech llamó los imprescindibles, porque luchó toda la vida.
Es por eso que éste es un homenaje necesario.

Podría hablarles de todas las luchas que Aldo llevaba pero no me alcanzaría el tiempo y creo que muchos de quienes estamos acá las conocemos, y por eso estamos acá.

Porque no puede resumirse en unas pocas palabras su compromiso con los pueblos originarios, su trabajo interreligioso, su tarea en la Comisión Provincial por la Memoria, su concreta ayuda para encontrar nietos apropiados durante la última dictadura, su claridad con los derechos del pueblo palestino, sus décadas de trabajo como referente de la APDH y de la Iglesia Metodista.

No pueden citarse todas las cartas abiertas que escribió y todas las situaciones en las que medió. No puede resumirse toda una vida defendiendo los derechos humanos en una carilla.

Aldo tenía ese sentido del humor que nos hace recordarlo con alegría, como cuando le dijo a Miguel, poco tiempo antes de morir, que tenía problemas del alma.
- ¿Del alma? le preguntó Miguel sorprendido.
- ¡Del alma-naque! Contestó Aldo haciendo gracia de su edad.
Contaba las historias de las luchas por los derechos humanos como historias que cuentan los abuelos, daban ganas de escucharlo porque tenía esa picardía en el relato... describía todo con las palabras justas.

Porque Aldo lograba encontrar las palabras justas, acertadas y serenas incluso en las situaciones más difíciles. Esas palabras que por más que siempre fueron cordiales nunca le quitaron lo valiente.

Recordarlo hoy a Aldo es fortalecer nuestra lucha (eso decía Aldo en el homenaje a Augusto Conte), la lucha de la APDH y la de todos los organismos de derechos humanos.

Pienso que el mejor homenaje que podemos rendirle a Aldo es seguir luchando cada día, como lo seguimos haciendo desde la APDH, aunque él nos falte pero con la certeza que está con nosotros cada vez que levantamos nuestra voz por la libertad de Milagro Sala,
que nos solidarizamos con el pueblo palestino,
que acompañamos a los Mapuches en Chubut y los Qom en Chaco y Formosa,
que visitamos las cárceles para denunciar la violencia,
que seguimos luchando por la memoria, la verdad y la justicia. Por los treinta mil compañeros detenidos desaparecidos. PRESENTES

Aldo ha sido un histórico luchador de los derechos humanos porque hizo historia con su lucha.
Por eso quiero decir, querido Aldo: “Tú no moriste contigo”.

1 de noviembre de 2016






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