miércoles, 9 de diciembre de 2015

Solidaridad con el pueblo palestino

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino en el Congreso de la Nación Argentina el pasado martes 2 de diciembre les comparto mi intervención.

El Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino está conformado por distintas organizaciones de la sociedad civil, organismos y referentes de derechos humanos, agrupaciones políticas, independientes, académicos, entre otros, que abrazamos la causa Palestina. No pretendo ni puedo hablar en representación de todos, pero creo que muchos compartirán estas palabras.

El Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino fue resuelto por la Asamblea General de la ONU en el año 1977.

Hoy, 38 años después seguimos solidarizándonos con el pueblo palestino,
porque las violaciones a los derechos humanos no han cesado,
porque los refugiados no han retornado a sus casas, cuyas llaves guardan como tesoros de generaciones,
porque las fuerzas de ocupación detienen administrativamente cada vez más hombres, mujeres, niños y niñas,
porque las colonias se siguen expandiendo contra el derecho internacional humanitario,
porque el muro avanza con cada bloque de cemento, separando a los niños de las escuelas, a los pacientes de los hospitales, a los monasterios como el de Cremisan.
porque se continúan esparciendo los puestos de control, los “checkpoint” que los hay fijos, volantes, repentinos, y casuales, obligando a los palestinos a cambiar su camino a casa, al trabajo.
porque las casas de las familias palestinas siguen siendo demolidas,
porque las bombas vuelven a caer en Gaza,
porque la ocupación de Palestina por parte del Estado de Israel sigue cada día.

En Argentina aprendimos del modo más doloroso que la memoria, la verdad y la justicia son derechos por los que hay que luchar. Sabemos que nunca es fácil pero es mejor cuando estamos acompañados.
Por eso nos solidarizamos con el pueblo palestino,
como un abrazo ante tanto dolor,
como un intento de poner el hombro para las lágrimas que no cesan,
como una mano tendida que aunque hoy no alcanza, ayuda al menos,
para expresarles que compartimos su deseo de una Palestina libre.
Que lo imposible solo cuesta un poco más.


Gisela Cardozo
Secretaria Coordinadora de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
Representante por APDH en el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino.
Acompañante Ecuménica en Belén por el Programa Ecuménico de Acompañamiento a Palestina e Israel (PEAPI).

jueves, 12 de noviembre de 2015

La desconexión

Nos invitaron a conversar sobre la situación de Palestina e Israel.
Es un grupo de jóvenes judíxs interesadxs en conocer otras voces, eso me llena de entusiasmo y me sumo a la actividad.
Acordamos con que me referiré brevemente a la violencia de lxs colonxs, esa de la cual fui testigo durante los tres meses que estuve en Palestina.
Pienso que será difícil decir lisa y llanamente la verdad: que muchxs de lxs colonxs son violentxs (muy violentxs) y que las fuerzas israelíes sólo lxs dejan hacer y se limitan a reprimir a lxs palestinxs a menos que medie una orden judicial.
Por eso decidí no decirlo yo, y llevé un testimonio de un soldado israelí que simplemente declara que esa era la orden: no tocar a lxs colonxs. Tomo el testimonio de una publicación de Breaking the Silence.
Hablamos, contamos, opinamos. Pasamos a la parte de preguntas y ella me mira y dice:- yo no puedo olvidarme de las imágenes terribles de la desconexión.
Claro, se me viene toda la propaganda israelí sobre la desconexión encima. Hay que aclarar, que Gaza no es Cisjordania. Que en los territorios palestinos ocupados hay más de medio millón de colonxs, colonias ilegales ante el derechos internacional humanitario. ¿Cómo decirle sin ser brusca que si hubo una "desconexión" en Gaza es porque es Israel el Estado que transfirió su población a territorios que no debió? ¿Cómo decirle que mientras esas colonias fueron desconectadas de Gaza en Cisjordania los planes de vivienda siguen? ¿Cómo ir contra la maquinaria propagandística de años, de golpes bajos?
Digo: que no es lo mismo Gaza. Que en Cisjordania la presencia de colonxs no disminuyó, al contrario. Pero creo que lo que más la convence es que no lo digo yo, sino un soldado israelí.
Pienso primero: ¡Qué bueno que existe esta organización!
Pienso otra vez: Ojalá no tuviera que existir.
Al final de la actividad se acerca, me pregunta por Breaking the silence.

Una recomendación: Israel Cannot Indefinitely Control The Palestinians 

lunes, 12 de octubre de 2015

Era ella y yo fui otra

Me siento en el 65 en los asientos del fondo. Uno de esos días en que todo te parece injusto pero mejorable.

Para el colectivo en una esquina y sube una señora, anciana, apenas puede moverse, se agarra con dificultad de la baranda y da pequeños pasos.
Se yergue frente a la máquina y apoya la SUBE con un suspiro breve.
Está sola, pienso que debe tener mucho años, es delgadísima. Temo que cuando el colectivo arranque otra vez se caiga porque se la ve tan frágil.
El colectivo arranca despacio, y ella se acomoda en el primer asiento.
Me indigna que esa mujer esté sola, que nadie la acompañe. Se la ve tan débil.

El 65 sigue su habitual recorrido hasta llegar a Parque Centenario, veo a la señora que pide la parada al chofer.
Cuando el colectivo para frente al hospital, ella baja lentamente, veo su perfil, la reconozco: es mi propia abuela.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Y yo qué?

Me habla desde el cockpit de su barco, yo en el mío lijando. Me dice:
- No se puede confiarle nada a una mujer!- mientras me muestra que el tamaño del adaptador para la canilla es más grande que la boca de la canilla. -Lo midió mi hija la semana pasada- me aclara.
No contesto, porque no puedo creer que me lo diga a mí. Porque habla así de su hija. O porque no deja de sorprenderme la naturalidad del machismo.


jueves, 3 de septiembre de 2015

Una recomendación: RiP!: A remix manifesto

Sigo en el curso de internet y derechos humanos y ahora es la clase (bueno ya fue... me atrasé) sobre un caso de internet y acceso a la cultura... y me acordé de una película que vi hace unos años ya que tiene mucho que ver con esto: RiP!: A remix manifesto ¿por qué?
(La recomiendo sólo si les gusta la música electrónica!)
Porque nos hace reflexionar sobre cómo construimos la cultura, por ejemplo la música, con el ejemplo del Girl talk!
Está buena para pensar críticamente el copyright, la cuestión del uso justo, la criminalización, el pasado, el presente y el futuro, entre otras cuestiones.
La película en sí misma retoma los problemas y amenazas al derecho acceder y disfrutar de la cultura y seguro que infringe copyright :P 
En la conferencia de Lea Shaver plantea con claridad, ¿qué podemos hacer? cambiar las leyes así de simple... así de difícil.

 

miércoles, 12 de agosto de 2015

La tareaaaaa!!

Como les conté estoy haciendo un curso y me toca hacer la tarea!
Tengo que hablar sobre un caso que aborde la cuestión de los debates sobre la libertad de expresión e internet. Eh......
El caso que elegí es el de Taringa!
En super breves, a Taringa! le hacen un juicio por ser intermediario y supuesto cómplice necesario de violar los derechos de autor (ver acá con un poquito más de detalles)
Entonces unxs dicen este sitio intermedia y por lo tanto es responsable si se violan los derechos de autor, más allá que es el usuario quien lo postea o linkea.
Y otrxs dicen que no se puede acusar al intermediario.
Esto sin entrar en el debate de los derechos de autor.
Lxs invito a escuchar sobre esto el primer capítulo del podcast Control de Cambios que se llama Interviniendo al intermediario.
Listo? Tarea cumplida?

miércoles, 22 de julio de 2015

Los derechos humanos e internet


Como hace ya cuatro años cuando comencé con este blog ¡otra vez estoy haciendo un curso virtual! En esta ocasión es sobre derechos humanos e internet, no podía ser de otra manera.
Un hito del vínculo entre los derechos humanos e internet fue cuando, en junio de 2012, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas dio cuenta sobre el derecho de las personas a acceder a internet y cómo internet puede colaborar en la garantía de muchos derechos humanos (derecho a la libre expresión, información, cultura, etc)
Pero también esta resolución, sin nombrarlo, nos recuerda que hay una nueva forma con internet de violar los derechos humanos por parte de los Estados.
Anoche vi Citizenfour, muy buen documental, recomendable y un puntapié para seguir pensando este tema.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Mi viaje en el 45

Pudo haber sido el 33, pero ayer fue el 45.
El 45 es un colectivo que une lugares que recorren momentos de mi vida y aún hoy me sigue llevando a casa.
Te lleva desde Ciudad Universitaria, donde una vez hice el CBC, pasando por la costanera, Retiro donde tantos trenes importantes he tomado, el centro de la ciudad donde cada día trabajo, Constitución donde solía vivir hasta llegar a Lanús, donde está la universidad tan querida.
Pero ayer fue un día largo, largo de esos que te cansan. Que salís tempranísimo a cursar -con el 45 también a la nueva sede de sociales- y de ahí a trabajar, aprovechar los viajes para leer textos pendientes de la facu, y otra vez trabajar a otro lugar, seguir leyendo textos pendientes, y el 45 a casa.
Un día de 14 horas.
Estaba enojada conmigo, por mis días sin descanso, por mi poco tiempo feliz de hoy. Me prometí que esto así no podía seguir. 
Iba en el 45 cuando el colectivo frenó en la esquina de siempre, en la entrada de la villa 31, el "Barrio Mugica" como dice en el paredón. Bajan del 45 muchas personas, el colectivo casi se vacía allí: mujeres, hombres, niños, niñas, bebés. Lxs sigo mirando flexionar sus rodillas al bajar, los papás estirando los brazos para agarrar a lxs más chiquitxs, las mamás con bolsas, algunxs jugando y otrxs notablemente cansadxs. Y lxs miro pero no los veo.
En un instante me doy cuenta que lxs miro todos los días en el 45 pero no lxs veo.
Me doy vergüenza, de mi cansancio, de mi malhumor. Me da bronca e impotencia. Me avergüenzo de mis preocupaciones pelotudas y tengo ganas de llorar. Estoy cansada. Nada que conceptualizar, nada que profundizar. No está bien que alguien viva en esas condiciones.
El 45 cierra la puerta y arranca.

jueves, 5 de febrero de 2015

Essen, las essen y eso de destapar la olla

Essen es una ciudad alemana. También es una marca de ollas que quienes cocinan bien, mal y más o menos y tienen un ingreso medio alto conocen y, en general, veneran.
Luego de la vuelta de este último viaje, cada vez que cuento que estuve en Essen me refieren las ollas. No. Essen quiere decir "comer" en alemán.
Al fin que fuimos a Essen, dos noches a ver unos amigos que tampoco viven allí pero celebraban su aniversario de casamiento.
Conversábamos con una pareja de habla hispana en la mesa que preguntaba sobre la inseguridad en Argentina y las malas referencias que le habían hecho llegar al respecto.
En enero es invierno en Alemania y hace frío, algo así como menos dos grados esa noche.
La reunión terminó temprano y decidimos ir a conocer un recomendado bar de la ciudad. Unos tragos de medio litro al menos y una decoración a lo safari en Sudáfrica -aunque nunca estuve en uno-.
Cuando hablás de Alemania la típica es que allá todo está más organizado, limpio... "No es como acá" diría Luis Solari. Pero es como acá a su modo, o fue como acá ese día.
La estación de tren con gente (mucha) durmiendo en la calle, la ambulancia y sus médicos despertando a los homeless para asegurarse que seguían vivos con esas temperaturas en la intemperie, un apuñalado sangrando en la vereda frente a la entrada del hotel que quedaba en la plaza principal, la policía pidiendo compresas en el hall.
Lástima que eso no lo había visto antes de la reunión cuando me preguntaron por la inseguridad en Argentina. ¡¿Qué hubiera dicho?! ¡Se destapó la olla!