jueves, 7 de noviembre de 2013

Ecología berreta

Me pide que le vaya a comprar agua al quiosco y me especifica que quiere cuatro botellitas de las chiquitas (medio litro) por separado.
Vuelvo con las cuatro botellitas en una bolsa y me dice:
- No pidas bolsas plásticas ¿vos sabés lo que les pasa a los animales con las bolsas plásticas?

Hay algunas cuestiones que quiero señalar al respecto:
1. las 4 botellitas de plástico cuando pudo ser 1 sola grande son seguro más dañinas que la bolsa.
2. ¿cómo se pretende que pueda cargar con 4 botellitas sin una bolsa? (claro pude haber llevado la mía de tela pero nunca pensé que iban a estar tan heladas)
3.  ¿Es necesario que tengamos que ver animales muriendo para decidir reciclar, reducir o reusar?
4. De acuerdo a este argumento,  cualquier otro plástico puede usarse a mansalva pero las bolsitas no, ojo!
5. No es por meterlo en la misma bolsa (hablando de bolsas) de la contaminación pero.... ¿no será un poco más perjudicial su aire acondicionado encendido 24 x 7? Su poco separada basura? o su auto personal a nafta que normalmente sólo lleva una persona de aquí para allá en el tránsito de la ciudad? (sólo por mencionar algún ejemplo)

Esto de cuidar el ambiente no es para que la Sra de Barrio Norte sienta que no se mueren animalitos. No Sra, es un poquito más complejo, a veces sin fotos ni videos de animalitos muriendo asfixiados.
Me cansa el ecologismo berreta.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Un Estado para un pueblo

A propósito del reconocimiento de Palestina como estado observador no miembro de las Naciones Unidas.

Cuando estábamos en Palestina las familias y personas a las que acompañábamos nos agradecían porque nos importaba lo que les pasaba, porque las escuchábamos.
Parte de nuestro trabajo como acompañantes ecuménicos del PEAPI (Programa Ecuménico de Acompañamiento a Palestina e Israel del Consejo Mundial de Iglesias) es estar en distintas ciudades de Cisjordania. Acompañar en los momentos dolorosos como la demolición de sus casas aunque no podamos evitarlas; estar ahí cuando te cuentan las injusticias que viven; acompañar a los chicos que van a la escuela con miedo; registrar y sacar fotos cuando los soldados israelíes abusan de su poder. Prestar el oído, consolar cuando no hay respuestas y compartir también el dolor de la impotencia y la frustración de vivir resistiendo. En fin, dejar testimonio de lo que ocurre y contarles a ustedes lo que hemos visto.
Hemos sido testigos que el pueblo palestino siente que el conflicto del cual son protagonistas cada día de sus vidas ha sido olvidado por todos. A nadie parece importarle lo que pasa en la hoy amurallada Belén o en la árida ciudad de Hebrón.
A nadie parece importarle que un muro los separe de sus tierras y familias, o que los deje viviendo sin permisos en su propia casa. ¿Quién sabe de los chicos que van a la escuela y soldados con M16 les revuelven sus mochilas? ¿Quién hace eco de tantas familias que pierden aún hoy sus tierras por el robo de las colonias ilegales en Cisjordania? ¿Y de los cientos de detenidos por razones administrativas cuyas causas y tiempos nadie conoce?
El pasado 29 de noviembre de 2012, en el mismo día que 65 años antes las Naciones Unidas habían aprobado el plan de partición que resultó en la creación del estado de Israel (Res. 181 (II) de NNUU), a Palestina le fue otorgado el estatuto de estado observador no miembro de esa asamblea de naciones.
Muchas cosas se desprenden de ese hecho, muchas simbólicas y algunas prácticas. Por ejemplo, que Palestina como estado podrá empezar a pelear por sus derechos a la verdad y la justicia en las cortes internacionales.
Pero antes, mucho más al principio, el mundo ha escuchado al pueblo palestino. ¿Será que por fin a alguien empieza a importarle? O se trata al menos de mantener viva la esperanza de que algún día habrá paz en tierra santa.

Este artículo fue escrito por Gisela Cardozo y Lars Jacob, acompañantes ecuménicos del PEAPI 2011-2012 en Belén y Hebrón.

jueves, 17 de octubre de 2013

Donde el hombre deja de ser humano para ser animal

Así definió Esteban el puesto de control Taybe donde estuvo yendo todas las semanas como acompañante ecuménico del PEAPI en Palestina durante tres meses.

Van a hacer dos años que partí a vivir en Belén. Fueron sólo tres meses y, a pesar de haber vuelto, un pedacito de mí se quedó a vivir ahí, sin permisos ni papeles.
Se quedó mucho de eso que era mi inocencia.
Cuando dejás de sorprenderte y dejás de espantarte perdés la inocencia.
Cuando empezás a contar gente que hoy sí te sonríe porque hoy "sólo" esperan pocas horas para cruzar el puesto de control, se pierde la inocencia.
O quizás no se pierda, te la van robando.
(Porque no hay que buscar la culpa en las víctimas)
Como a los olivos y la tierra.
Como a la paz.

Desde que volví de Palestina sigo el conflicto por los diarios, por los blogs de otros acompañantes, los testimonios de quienes vuelven. Parece que nada mejora. Parece que nunca va a haber paz para ningún pueblo.
Y es ahí donde no me queda más que admirar la grandeza de quienes viviendo allá, sufriendo la ocupación cada día, tienen esperanza, resisten sin violencia.
Esas personas que salen del círculo de la violencia y resisten. 

Y pienso en la letra de esta Canción de los harapos de Silvio Rodríguez. 





miércoles, 18 de septiembre de 2013

Habeas corpus por Jorge Julio Lopez

Llevar el escrito, el documento y enfrentarse a una maquinaria burocrática de inacceso a la justicia. 
Toma nota veloz con su teclado. Lugar de nacimiento. Fecha. Nombre del padre. Vive?. Nombre de la madre. Vive?. Domicilio constituido para la presentación.
Me insinúa si la presentación es testimonial, dado que no tengo nuevos elementos para aportar y que la desaparición va a tener ya 7 años.
Le explico que no es testimonial que la presentación es porque hace 7 años que esta persona está desaparecida.
Sella mi copia. Imprime y ajusta otras hojas.
Pregunta si menciono al Juzgado que lleva la causa. Sí.
Pone las hojas juntas tomadas por la esquina superior izquierda.
Arma un expediente. Me extiende la mano para saludar.
Agradezco y salgo en la oficina no sé cuánto número del Palacio de Tribunales.
Ascensor número 10.
Abrazo las hojas selladas, como abrigándolas del frío de la burocracia.
Un hábeas corpus más por Jorge Julio López fue presentado.
¿Revisarán cada una de las comisarías y hospitales en su búsqueda?
¿Responderán que la acción no es procedente en el caso?

A siete años de su segunda desaparición.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Vivir sin aire

Me dice que compró el aire hace 20 días que funciona mal y se lo terminó llevando el servicio técnico. Aún no tiene fecha de reparación porque faltan los repuestos. Ya sabemos de la calidad del servicio por garantía... bastante berreta, al menos en la experiencia personal.
Sus ojos parecen entrecerrados, será porque frunce el ceño o porque los años han pasado de a muchas décadas.
Busca mi mirada esperando mi comprensión e indignación y me pregunta: "¿a vos te parece que se pueda vivir sin aire?"

"Nunca tuve aire" pienso mientras asiento con mi cabeza. Creo que no era el momento de hablar de distribución de la riqueza, de injusticia social, de inequidad o clases sociales. Pobres de todxs nosotrxs.

lunes, 22 de julio de 2013

Futbolización de la política

No sé dónde fue que leí la idea de la futbolización de la política pero me pareció una descripción tan adecuada de la realidad en Argentina que quería compartirla.
Por un lado, la cantidad de políticos que empiezan su carrera en los clubes de fútbol.
Las barras brava de los clubes de fútbol como fuerza de choque de varias instituciones políticas (partidos, sindicatos, etc).
Después está la pasión del fútbol en las disputas políticas, que no entiende de razones ni de lógica porque es pasión.
La dicotomía propia de los partidos de fútbol que se traslada con mucha facilidad a cualquier análisis político. De repente el peronismo es como boca. Por eso es imposible explicarle a alguien qué es el peronismo...
Entonces unx ya no habla de políticas públicas: defiende o ataca. En el mejor de los casos cambia algunos jugadores o la estrategia. Trasladamos y naturalizamos la violencia en el fútbol a nuestra construcción como sociedad.
Despreciamos al contrincante por el sólo hecho de que está del otro lado. Nos fanatizamos. Obviamos nuestras faltas y remarcamos las ajenas.
Y la mayoría lo mira por TV: al partido de fútbol y a la política partidaria.

¡Qué difícil se nos hace la diversidad! 

miércoles, 22 de mayo de 2013

Dar testimonio

Ayer fui testigo en el Tribunal Ético a la ocupación y colonización por Israel en Palestina que se realizó en Buenos Aires.
Lo único que tuve que hacer fue contar, rememorar algunas cosas de aquellas que se habían tornado en la realidad cotidiana durante tres meses en Palestina, en el checkpoint 300 en Belén. 
Apenas tuve un tiempo para mencionar el recorrido básico del puesto de control. Apenas pude hablar de la humillación de esperar horas para cruzar de un lado al otro de un muro ilegal. De la línea humanitaria que de "humanitaria" sólo tiene el nombre. Hablé de la seam zone.
Pero pude hacer algo que no había hecho. Pude llorar.
Fue un instante en que todas las situaciones de dolor, bronca e impotencia que vi en Palestina se juntaron y por fin me dejaron llorar.
Porque no se puede llorar cuando una está ahí y tiene que ser fuerte y mostrar que lo soporta, que es como un bastoncito en el cual quienes sufren día a día pueden apoyarse un ratito a descansar de tanta cosa.
Hay cosas que no se pueden olvidar. Es como si esas cosas no se olvidaran de una. Entonces vuelvo a sentir el gusto al té con menta y azúcar. A ver los mil mapas desplegados en mesas ratonas de los living palestinos. A ver las fotos de las casas destruidas y los escombros a mi alrededor.  Cierro los ojos y puedo casi escuchar las obras de extensión del muro en Al Walaja... Veo ahí los olivos talados y las colonias en expansión permanente.


martes, 14 de mayo de 2013

El trabajo dignifica

Hace unos meses decidí tomarme un tiempo para avanzar con el estudio. Con los mangos guardados alcanza pero ha llegado la hora de volver a buscar trabajo.

En estos meses que he podido avanzar con mi tesis, cursar materias que me dan ganas de leer, releer literatura increíble, estudiar idiomas, escuchar podcast de todos los temas que me interesan, participar de todas las actividades gratuitas que quiero y sobre todas las cosas, pude hacer mucho trabajo voluntario... pero como ya lo hemos escuchado: nada es para siempre.

Conversaba con una compañera y me contaba sobre los líos en su laburo y me dijo: ¿quién inventó eso de que el trabajo dignifica?

Por ahora lo primero que tengo es el trabajo de buscar trabajo: full time.

jueves, 18 de abril de 2013

Los gusanos y eso de morirse

La Chiquita, mi abuela, odiaba los gusanos.
Siempre me contaban historias de la valentía de mi abuela que tentaba a las víboras allá en Formosa, que salía con machete cuando escuchaba ruidos y otras hazañas. Otras historias eran de la pobreza, de la falta de comida, del no poder ir a la escuela, de lavar la ropa ajena por años. Tenía fobia a los gusanos.
A la Chiquita le decían así quizás por su contextura menudita. Me acuerdo de su casa en Formosa con un árbol de pomelo. Además amaba sus plantas y las flores.
Ella era difícil muchas veces, siempre me retaba porque la visitaba poco. Y siempre se quejaba de todos. Hacía unos mates dulces que eran una delicia: el agua endulzada con azúcar quemada con carbón y algunos yuyos de cedrón.
La Chiquita se hacía grande por cómo luchaba contra las enfermedades que las tuvo muchas, y operaciones ni que hablar. Tomaba tantas pastillas por día que yo le decía que era su cóctel (creo que no lo entendía). Cuando iba al hospital sus amigas decían que se iba de shopping. Le gustaba o ya se había acostumbrado.
A los peores momentos les ponía su mejor cara. Una mañana ya en su última internación desayunó sus galletitas y me dijo: "enfermo que come no se muere". Se lo tomaba con humor. Y no dejaba de decir cuán rica era la comida.
La Chiquita siempre dijo que no le tenía miedo a la muerte, era muy creyente y si dios mandaba eso así tenía que ser, pero que la cremaran porque no quería que se la comieran los gusanos.

Mi querida Chiquita ya estás descansando en paz. Chichina.  

lunes, 4 de marzo de 2013

En conserva

Cuando un grupo de veleros se organizan para realizar un viaje en conjunto se dice que van "en conserva". Es una buena idea para quienes somos principiantes.
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Hablan cada uno desde la banda de su velero, ambos tienen alrededor de 55 años y ese machismo típico de timonel clase media alta.
Hablan fuerte y es imposible no escucharlos a tan sólo unos 10 metros de distancia.
La primera cuestión es la queja de que "en este país entra cualquiera" seguida de la necesaria comparación con lo que pasa en Estados Unidos, porque "ese es un país serio".
No contentos con ejercer la discriminación a viva voz continúan con la política nacional.
Al principio, desde sus esperables lugares de machistas que no pueden concebir que haya mujeres que hacen política, tienen poder e ideología. Cuando esos argumentos parecen terminarse entonces empieza la evaluación de la política actual con las más ensombrecedoras predicciones.
Ni que hablar de las palabras dedicadas a los "pendejos que militan en política".
Si no los viera ahí a los dos, parados en sus veleros disfrutando el fin de semana, pensaría que ambos lo han perdido todo y que no les queda ni algo para comer. 
"Esto se está yendo todo a la mierda" dice uno y el otro, ya animado por el comentario del primero, sentencia que deben volver los militares porque no hay posibilidades que esto se "resuelva" con la democracia.
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Me gustaría que cambie el viento, que venga una sudestada y se lleve sus palabras para el otro lado, pero hoy hay viento oeste y estoy ahí, escuchando cuán difícil es cambiar la sociedad y entendiendo que del muelle para este lado somos distintxs.

jueves, 24 de enero de 2013

Los peligros de rezar

Descubro hoy que había un protocolo, uno que el soldado debió seguir y que no siguió.Dice el soldado de Breaking the Silence que el protocolo indica que el soldado debería gritar a los civiles en primer momento "stop" y luego "stop and identify yourself" (pare e identifíquese) y finalmente "stop or I'll shoot" (pare o tiro). Entonces el soldado -si la persona no se ha detenido e identificado- debe tirar en el aire y sólo en caso que la situación empeore, a lo pies, finalmente y sólo si esta persona presenta un riesgo a la vida del soldado éste tiene permitido disparar.
La semana pasada, en Palestina fueron asesinadas por las fuerzas israelíes 4 palestinos no armados y uno resultó gravemente herido.

Un día a la semana cerca del checkpoint en Belén un grupo de religiosxs (sacerdotes, monjas y activistas) caminan a lo largo del muro de concreto rezando padrenuestros y ave marías. Como acompañantes ecuménicos acompañábamos esa acción no violenta donde cada semana se rezaba un rosario. 

Oscurecía ya casi al final del rosario y en la caminata nos acercamos aparentemente demasiado al checkpoint de autos. El soldado nos empezó a gritar. No dijo "stop" como dice el protocolo. Sólo se notaba su desesperación y miedo ante un grupo de religiosxs. Ridículo. ¿Se sentía realmente amenazado por las monjas de más de 60 que rezaban? 
Empezó a gritar en hebreo y a apuntarnos. Cuando intenté sacar una foto fue aún peor. Más desesperación.
Nos miramos entre nosotrxs, dimos la vuelta y seguimos rezando. 
A veces rezar puede ser mucho más peligroso de lo que unx se imagina.

miércoles, 16 de enero de 2013

¿Cómo no iba a ser un cagón?

Nos juntamos a tomar un café en Corrientes y Callao.
Hace una década o más lo vi en una esquina de Plaza Italia y sin saber muy bien por qué, o por saberlo exactamente, le regalé una galletita de limón de esas que son como alfajorcitos.
Después siempre nos vimos, intermitentes.
Nos sentamos a la mesa y hablamos de la vida y de la muerte.
Hace poco tiempo su vieja decidió denunciar ante la CONADEP (hoy secretaría de derechos humanos) que la habían secuestrado junto con su marido y su hijo, él cuando tenía uno o dos meses. Ella antes no hablaba de lo que había pasado pero desde que pudo decir no deja de llorar. Él la acompañó y me cuenta los detalles: le dijeron a él también que llene el formulario para "las víctimas" y ahí se dio cuenta que era una víctima.
Sus viejxs estuvieron algunos días desaparecidos: torturas y simulacros de fusilamiento para que hablaran de cosas que no sabían.
Él, bebé, estuvo unas horas con los secuestradores que más tarde lo entregaron a los abuelos maternos.
A sus viejos los soltaron, hicieron la denuncia que 30 años más tarde su familia no recordaba y que la burocracia guardó para que él hoy pudiera tener el expediente y reconstruir lo dicho.
Después de lo ocurrido la mamá le contó que vivieron meses aterrados y encerrados en el departamento. Sin animarse a salir, con miedo.
Esos fueron para él los primero meses de vida. Me mira y se sincera: "¿Cómo no iba a ser un cagón?"